El director de un fondo de inversión de Texas, de 44 años, quien participó hace poco en una conferencia sobre el oro en Berlín, causó revuelo entre la audiencia de aficionados al metal. Su provocación: un libro que predice que el precio del oro podría dispararse a US$10.000 la onza, más de siete veces su precio actual.
Al igual que aquellos que en su momento predijeron de forma audaz que las acciones tecnológicas podrían llegar a US$1.000 y que el Promedio Industrial Dow Jones treparía hasta los 36.000 puntos, McGuire es una voz solitaria entre la mayoría de inversionistas al sugerir un salto tan impresionante en el precio del oro.
La visión de McGuire no son augurios gratuitos. Dirige un portafolio de oro de US$330 millones en el Sistema de Jubilación de Maestros de Texas. Su pronóstico, que planteó en el libro Hard Money (algo así como "Dinero sólido"), recientemente publicado en EE.UU., lo diferencia mucho del resto. La mayoría en Wall Street considera que la predicción es descabellada.
"Si usted se perdió (el reciente auge del oro), debe pensar en razones bastantes sofisticadas para comprar" ahora, señala Andy Smith, analista de metales de Bache Commodities, una división de Prudential Financial Inc.
McGuire fue de los primeros en llegar al corretaje del oro. En 2007, él y un colega convencieron al fondo de Texas, el octavo de Estados Unidos con entonces US$100 millones bajo gestión, para que apostara por el metal. Fue una estrategia nueva que lo convirtió en uno de los pocos fondos de pensiones de EE.UU. en tener un fondo dedicado sólo a este metal. En ese momento, el oro se cotizaba alrededor de los US$650 por onza, menos de la mitad de su precio actual.
En su propuesta de 2007, McGuire sostiene que el oro es "el mayor activo importante que pocos inversionistas poseen, al ser visto ampliamente como un residuo excéntrico y anacrónico de la edad previa a la información que se adapta mejor a los pesimistas que a menudo presagian el fin del mundo".
No todos en el fondo de Texas están de acuerdo. En una reunión, un ejecutivo de pensiones preguntó de forma sarcástica si alguien más en la sala pensaba que "el mundo se iba a acabar".
De hecho, muchos fondos de pensiones aún se mantienen alejados del oro, e invierten sólo una fracción de 1% en promedio de sus activos en el metal dorado, según Alan Kosan, de Rogerscasey, una firma de consultoría de inversión. La mayoría de los fondos de pensiones considera que el oro es demasiado volátil y por lo tanto demasiado riesgoso.
Hasta ahora, sin embargo, McGuire se ha llenado los bolsillos. Cuando los precios del oro subieron marcadamente este año, su fondo dio un salto de alrededor de 25% desde su creación hace un año. Para su año fiscal, que terminó en junio, el fondo de pensión de Texas creció 15,6% en total. El fondo de oro tiene la mitad de sus activos invertidos en un fondo de oro que cotiza en bolsa, SPDR Gold Trust, y el resto en acciones de oro.
El histórico auge del oro fue impulsado por la incertidumbre que rondaba a las monedas, los temores de inflación y la continua flexibilización monetaria de la Reserva Federal de Estados Unidos. Al igual que las acciones de las firmas puntocom en la burbuja tecnológica eran difíciles de valorar porque muchas empresas no generaban ingresos, también es complicado en el caso del oro porque no produce ganancias ni ingresos y cuesta dinero almacenarlo.
"No hace nada más que costar dinero y mirarlo a uno fijamente", sostuvo en una entrevista reciente el inversionista multimillonario Warren Buffett. Hay otros inversionistas que apuestan al oro, por supuesto, incluido el prominente gestor de fondo de cobertura John Paulson, quien predijo que el oro podría alcanzar los US$4.000 la onza para 2013.
Por su parte, McGuire sostiene que el oro ya no es sólo para quienes piensan que se avecina una catástrofe financiera. Prevé que el oro se encarecerá en medio de una inflación creciente, entre otras cosas. "El mundo no necesita hundirse para que el precio del oro se dispare", señala.
En su libro, McGuire argumenta que es posible ver precios de US$10.000 por una onza de oro si suficientes fondos de pensiones y grandes inversionistas comienzan a comprarlo y colocan como mínimo 1% del total de las acciones y bonos globales en el metal. Una migración así hacia el oro haría que la demanda impulsara los precios 10 veces por encima de su nivel actual, calcula.
Desde luego, el mismo argumento podría ser verdad para casi todas las demás clases de inversión. Sin embargo, McGuire confía en esta teoría porque cree que la inflación regresará, lo que suele impulsar los precios del oro. Entre otras cosas, anticipa una ola de crisis fiscales que azotará el mundo.
Fuente: http://www.wsj.com/
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