Las autoridades del país se encuentran descontentas con el desempeño de su economía. Con una tasa de desocupación estancada en el 9,6 por ciento y la inflación subyacente avanzando a su tasa más lenta desde la década de 1960, algunos temen la posibilidad de una deflación.
Sin embargo, esperan que las compras de bonos del Tesoro puedan reducir aún más los costos de endeudamiento y motivar un alza en el gasto. Pese a esto, muchos economistas, e incluso algunos funcionarios de la Fed, advierten que el impacto podría ser mínimo.
"Cuando se tienen tasas de interés tan bajas como lo están ahora, no se puede bajar mucho más, por lo que no veo un resultado apabullante de esta medida", dijo el ex presidente de la Reserva Federal, Paul Volcker.
El banco central estadounidense recortó sus tasas de interés en préstamos a un día a niveles cercanos a cero en diciembre del 2008 y ya ha comprado cerca de 1,7 billones de dólares en bonos y deuda hipotecaria desde entonces para apuntalar la economía.
Pero los funcionarios de la Fed creen que otra ronda de compra de activos, esta vez enfocada sólo en bonos del Tesoro, es necesaria para reducir el desempleo y frenar los riesgos deflacionarios.
Los analistas esperan que el banco central de inicio a su programa con compras por cerca de 500.000 millones de dólares en bonos a largo plazo durante un período de seis meses, pero deje la puerta abierta a ampliar o detener sus operaciones.
La entidad también podría comprometerse a mantener bajas sus tasas de interés hasta que la estabilidad de la economía este asegurada.
"Aunque la Fed no sabe cuanto alivio se requerirá o por cuanto tiempo estará vigente el programa, esperamos ciertas pistas para que los mercados se forjen una opinión sobre la política monetaria por un período sostenido", dijo L. Douglas Lee, presidente de la firma Economics.
La Fed anunciará su decisión alrededor de las 1815 GMT del miércoles.
La expectativa de nuevas medidas de alivio de parte de la Fed ya han debilitado al dólar estadounidense, mientras que la divisa australiana tocó el martes un máximo de 28 años después de que el banco central de Australia elevara sus tasas, resaltando la disparidad de la recuperación.
Ante la perspectiva de un largo período de bajas tasas de interés en Estados Unidos, los inversionistas han optado por buscar mejores oportunidades en los mercados emergentes, un flujo que ha derivado en el fortalecimiento de algunas divisas.
El Banco de Japón, que se reunirá el jueves y viernes, también se encamina a lanzar un nuevo programa de compra de bonos. Los bancos centrales de Europa y Gran Bretaña también se reúnen esta semana, pero se espera que mantengan sus políticas sin cambio.
La economía estadounidense creció a un modesto ritmo del 2,0 por ciento anual durante el tercer trimestre, levemente más rápido que en los tres meses anteriores, pero aún muy lento como para reducir el alto desempleo.
En otro frente de preocupación para el banco central estadounidense, la inflación avanza por debajo de la meta de entre un 1,7 y un 2,0 por ciento. Durante el tercer trimestre, la inflación subyacente, que elimina los volátiles medidores de precios de alimentos y energía, subió a una tasa anual del 0,8 por ciento, su segunda menor lectura desde 1962.
La frustración sobre la recuperación entre los estadounidenses pasaría la cuenta al oficialista Partido Demócrata en las elecciones del martes. Según sondeos de opinión, los republicanos lograrían el control de la Cámara baja y reducirían su brecha en el Senado.
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