jueves, 26 de agosto de 2010

El renacimiento de Gordon Gekko (Wall Street)





En la película Wall Street de 1987, el personaje Gordon Gekko realizó el famoso comentario: "la codicia es buena". Su forma de pensar llegó a convertirse en el caracter distintivo de la decada en donde se cometieron excesos en el sector financiero y corporativo y que terminó en los finales de los 80's con el colapso del mercado de los bonos de alto rendimiento y la crisis bancaria. Gekko fue enviado a prisión.



Una generación despues, la secuela de Wall Street, a ser exhibida el próximo mes muestra a Gekko recién salido de la cárcel y regresando al mundo de las finanzas. Su reaparación se realiza justo cuando la brubuja de de crédito generado por el boom de los créditos subprime estaba a punto de explotar, generando la mayor crisis económica y financiera desde la Gran Depresión.

La mentalidad de "La codicia es buena" es una característica recurrente en las crisis financieras. Sin embargo, fueron los traders y banqueros de la saga de los subprimes demasiado ambiciosos, avaros, arrogantes e inmorales como los Gekko's de los 80's? La respuesta es no. La ambición desmedida y la arrogancia en los mercados financieros han sido el común denominador en todas las epocas.
Enseñar moral y valores en las escuelas de negocios no va a reducir este tipo de comportamiento; sin embargo, cambiar los incentivos que premian las ganancias de corto plazo y que llevan a los banqueros y traders a tomar riesgos excesivos, si lo puede lograr.
Los banqueros y traders de la última crisis respondieron racionalmente a los esquemas de compensación y bonos que les permitían asumir elevados niveles de apalancamiento (leverage) y asegurar así bonos bastante jugosos. Al final, todo esto generó que gran cantidad de empresas financieras entren en bancarrota.
Para evitar estos excesos, no es suficiente con confiar en una mejor regulación y supervisión. Esto por 3 razones:

- Los traders inteligentes y a la vez ambiciosos siempren buscarán formas de adaptarse y eludir las nuevas reglas;
- Los Gerentes Generales (CEOs) y los Directores de las empresas financieras no pueden monitorear de forma adecuada los riesgos y oscilaciones de miles de operaciones con ganancias o pérdidas que forman parte de las transacciones de una firma dado que cada trader y banquero tiene una cuenta diferente de ganancias y pérdidas (P&L) con un propio cálculo de capital en riesgo;

- CEOs y el Directorio se encuentran siempre en un permanente conflicto de interés, dado que ellos no representan el verdadero interés de los accionistas.
Como resultado, cada reforma, regulación o supervisión fallará en controlar efectivamente las burbujas financieras y excesos a menos que muchos otros aspectos del sistema financiero hayan cambiado.
Primero, los esquemas de compensación tienen que cambiar de forma radical a través de la regulación, dado que los bancos no lo harán por ellos mismos por el miedo de perder a empleados talentosos que puedan migrar hacia la competencia. En particular, los bonos basados en resultados de mediano plazo en transacciones riesgosas debe suplantar los bonos basados en resultados de corto plazo.

En segundo lugar revocar o rescindir la ley Glass-Steagall, la cual separó la banca de inversión de la banca comercial fue un error. El viejo modelo de asociaciones privadas, en el cual los socios tenían un incentivo a monitorearse el uno al otro para evitar inversiones irresponsables, cambió hacia un modelo en donde existe una competencia desmedida entre compañías y bancos comerciales para obtener rentabilidades cada vez mayores, lo cual solo era alcanzable con niveles imprudentes de apalancamiento.

Igualmente, el paso de un modelo de préstamos que son mantenidos hasta el vencimiento a uno en donde a través de la securitización pasan a venderse en un mercado secundario, generó una transferencia masiva de riesgos. El riesgo crediticio fue trasladado al último de los agentes partícipes en la cadena de securitización, el resto solo recibió las altas comisiones.

Tercero, los mercados financieros y empresas financieras se han convertido en un nexo de conflictos de interés que tienen que ser revertidos. Estos conflictos se autogeneran dado que las empresas que se dedican a banca comercial, banca de inversión, trading propietario, market-making, seguros, gestión de activos (asset management), private equity, hedge funds y otros servicios estan en cada parte de cada transacción como por ejemplo lo que pasó con Goldman Sachs.

Adicionalmente hay muchos más problemas en el sistema financiero, porque los accionistas no pueden monitorear de forma adecuada las acciones de los diferentes agentes partícipes (CEOs, gerentes, traders, banqueros) que persiguen su propio interés. Además incluso los accionistas también tienen conflictos de interés. Si las instituciones financieras no tienen el capital suficiente, y los accionistas no ponen de su parte en el juego, ellos presionarán al CEO y banqueros a tomar muchos más riesgo ya que su propio patrimonio no está en juego.
Al mismo tiempo, hay un problema doble de conflictos de interés ya que los accionistas individuales no tienen un control directo sobre el directorio o los Gerentes. Estos accionistas son representados por inversionistas institucionales (Fondos de Pensiones por ejemplo) cuyos intereses, agendas, y relaciones "amigables" casi siempre están alineadas de forma cercana con los CEOs y gerentes.
Entonces, esta repetición de crisis financieras también son el resultado de un sistema que cuenta con una falla importante en el gobierno corporativo.

Cuarto, la codicia y ambición desmedida no pueden ser controladas por un sentimiento de moral o valores. La ambición desmedida tiene que ser controlada por el miedo a perder, el cual deriva del conocimiento de que las instituciones y/o partícipes irresponsables no pueden ser nuevamente salvados. Las inyecciones de liquidez de la última crisis, necesarias sin  embargo para evitar el desplome mundial, empeoró el problema del riesgo moral ("moral hazard"). No solo fueron las poderosas (too big to fail) instituciones financieras las que fueron rescatadas financieramente, sino también que la distorsión ha empeorado dado que estas instituciones se han transformado en incluso instituciones más grandes. Si una empresa llega a ser un gigante, es mejor que sea dividida.

A menos que se haga reformas radicales, nuevos Gordon Gekkos y Charles Ponzid emergerán nuevamente.
Por cada Gekkos castigado y vuelto a nacer, cietos de nuevos nacerán.

(Traducción no oficial y adaptada de artículo "Gordon Gekko reborn"de Nouriel Roubini).


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