martes, 12 de octubre de 2010

La inversión de China en América Latina tiene efectos contrapuestos


China, instalada sobre montañas de dólares gracias al continuo superávit comercial con Estados Unidos, está destinando más dinero a América Latina, una región con los recursos naturales que el gigante asiático necesita para mantener a su enorme industria manufacturera y a su acelerada economía en plena actividad.
Para países como Brasil, la racha de compras de China ha sido una ayuda para permitirles recuperarse más rápido de los efectos de la recesión mundial.
Pero parte importante del gasto chino en América Latina está exclusivamente destinado a extraer recursos naturales para llevar a China, desde soya para alimentar a su enorme población hasta cobre y petróleo para construir de la nada nuevas ciudades. La inversión directa china en proyectos para mejorar la infraestructura en América Latina como vías férreas y puentes sigue siendo relativamente baja, indican los datos.
Además, América Latina puede estar perjudicandose al permitir a China un acceso tan fácil a sus recursos, porque le permite mantener bajos sus costos manufactureros, dañando a su propio sector industrial.
Un acuerdo que muestra la importancia del sector energético
En lo que representa la más reciente incursión de China en América Latina, la compañía estatal Petrochemical Corp., o Sinopec Group, anunció el viernes pasado que pagará US$7.100 millones por el 40% de las acciones de los activos en Brasil de la empresa española de energía Repsol. Fue el mayor acuerdo jamás realizado por empresas chinas en América Latina. Valorada en US$17.800 millones, la empresa conjunta es también una de las mayores compras de China hasta la fecha y pone de relieve su creciente importancia en la escena energética internacional.
 También evidencia que China, necesitada de recursos naturales y cuyas inversiones en la lejana América Latina fueron bastante limitadas durante años, ha puesto sus ojos en esa región rica en todo lo que necesita.
Adam Waterous, director de Scotia Waterous, la división de fusiones y adquisiciones de empresas gasíferas y petroleras de Scotia Capital, la única asesora de esta operación, dijo que una razón por la que ve una mayor presencia de China en América Latina es porque el país asiático no se ha sentido querido en otras partes.
"América Latina no solamente tiene magníficos recursos naturales sino que muchos de sus países, no todos, han dado la bienvenida a la inversión extranjeras de las compañías chinas y han visto sus méritos", explicó Waterous.
Por razones geopolíticas y de otro tipo, EE.UU. ha sospechado de inmediato la existencia de otros motivos cuando los chinos han intentado invertir en empresas del país norteamericano. Las fuertes inversiones chinas en África también han sido criticadas, frecuentemente por occidentales, como "neocoloniales". Los funcionarios africanos han salido en defensa de los chinos y algunos dicen respecto a las acusaciones de neocolonialismo que "hace falta uno para conocer a otro".
Entre 2003 y 2009, las compras de China en América Latina llegaron a US$3.800 millones. Solamente en 2010, al que todavía le faltan tres meses para finalizar, los chinos hicieron adquisiciones por un valor de US$16.400 millones, de acuerdo con Dealogic. Brasil, por un amplio margen, recibió la mayor parte del total, unos US$13.100 millones.
Estos negocios no muestran la totalidad de la historia.
"Además de la inversión, en menos de un década China ha pasado de importar cantidades minúsculas a US$42.000 millones", dice Kevin Gallagher, especialista en globalización y desarrollo, y autor de un nuevo libro sobre los negocios de China con América Latina.
Un problema, sin embargo, es que el 80% de esas importaciones son de petróleo, soya, cobre y hierro. Por lo tanto, aunque acuerdos como el que involucró a Repsol impresionan, pueden terminar dejando un sabor amargo entre los sudamericanos, si acentúan la dependencia que la región tiene con los "commodities", advirtió Gallagher. El experto hace notar que el precio de esos productos es volátil y aleja inversión de los productos de más valor agregado.
El acuerdo en Brasil, el más reciente de muchos
El acuerdo en Brasil es el más reciente de los muchos que los chinos han estado negociando en la región. En Argentina, China y su filial local Bridas están a punto de comprar los activos de BP en el país sudamericano. Todavía están negociando detalles pero el acuerdo está casi cerrado y se espera que llegue a los US$6.000 millones.
Brasil es un objetivo central de la inversión de China, que ha invertido allí US$4.300 millones en empresas de recursos naturales en lo que va del año, comparados con US$362 millones en 2009, según datos de Dealogic.
 
En Chile, la gigantesca cuprífera estatal Codelco y China Mimmetals Corp., que también es de propiedad pública, tienen acuerdos de cooperación y exploración, aunque el año pasado Codelco rechazó una oferta de Mimmetals que quería comprar una parte del enorme yacimiento de cobre Gabriela Mistral.
Solamente en el sector minero, las compañías chilenas se han comprometido a realizar inversiones de US$5.940 millones en América Latina, dijo Rodrigo Tavares Maciel, socio de Strategus Consultoria Estrategica, una empresa de consultoría con sede en Río de Janeiro.
"Esto es una explosión. Las inversiones de China en el sector minero de América Latina eran mínimas", recuerda Tavares Maciel. "Pero esto se podía esperar debido a la explosión en los precios de los minerales. Los chinos están buscando suministros de largo plazo", explicó.
Los analistas dicen que Brasil y Chile se destacan como los países en la región que están teniendo una visión estratégica respecto a cómo manejar las importantes inversiones chinas. Están invirtiendo en proyectos de largo plazo que los hacen avanzar hacia un estatus como países desarrollados. Brasil y Chile también han adoptado estrictos estándares ambientales para los proyectos de extracción de recursos naturales.
¿Podrá América Latina utilizar estas inversiones para un crecimiento de largo plazo?
Para América Latina, "la gran pregunta es si podrá utilizar esas inversiones para construir un crecimiento de largo plazo", considera Gallagher.
En Venezuela probablemente no sea así. El gobierno del presidente Hugo Chávez firmó este año un crédito a cambio de petróleo con China que supone que este país recibirá 200.000 barriles diarios de petróleo durante diez años a cambio de un crédito de US$20.000 millones, la mitad en yuanes y la mitad en dólares.
El gobierno de Chávez ya dijo que al menos U$S20.000 millones serán invertidos en los próximos tres años. Parte del dinero se asignará a la construcción de centrales de generación eléctrica, pero Chávez dijo que semana pasada que también se destinará a comprar refrigeradores, hornos y estufas.
Antes de las cruciales elecciones legislativas el mes pasado, Chávez habló en la televisión estatal sobre los "tremendos acuerdos" de compra de productos chinos, dejando a los votantes saber que las tiendas estatales socialistas los ofrecían "a mitad de precio".
Aunque los gastos imprudentes pueden ser dañinos para América Latina, incluso más puede serlo el hecho de que se entreguen estos recursos a China y que esto perjudique a los fabricantes de la región, al hacer más eficientes a sus competidores del país asiático.
En 2000 los fabricantes mexicanos tenían el 5% del mercado nacional de fabricación de computadoras y China el 6%. Hoy, China tiene el 48% y México el 3%.
Fuente: WSJ.com(Isabel Ordoñez en Houston, Carolina Pica en Santiago, Taos Turner en Argentina, Diana Kinch en Río de Janeiro y Laurence Iliff en Ciudad de México contribuyeron con este artículo).

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