miércoles, 22 de septiembre de 2010

México: Buen dinamismo en 2T10, pero vulnerabilidades persisten


De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía de México (INEGI),
el PBI creció 3.2% en 2T10 respecto del trimestre anterior, dejando atrás el traspié
reportado en 1T10 (-0.6%). Por tipo de gasto, en tal desempeño, influyó, sobre
todo, el repunte del consumo, que representa el 81% del PBI y creció 2.0% (vs.
0.4% en el trimestre anterior). El resto de componentes también aceleraron, destacando
lo sucedido con el gasto público y la inversión, cuyas expansiones fueron de
3.0% y 1.0%, respectivamente. Por su parte, información por sectores muestra que
los más importantes como manufactura, construcción, comercio y transporte (que
concentran casi el 50% de la economía) vienen creciendo, cuando menos, desde
inicios de año. De hecho, minería, electricidad y comercio vienen recuperándose
desde 2T09.
Si bien lo anterior es positivo, lo cierto es que la actividad y la confianza del consumidor
se mantienen en niveles por debajo de previo a la crisis, en tanto que las vulnerabilidades
fiscales y comerciales persisten. Así, pese a que tendencia desde junio de
2009 es al alza, el Índice global de actividad económica (IGAE) se ubica, a junio, aún
2% por debajo del máximo pre-crisis y los últimos datos vienen reflejando una moderación
en el ritmo de convergencia. Más aún, el indicador coincidente y adelantado
de actividad también se encuentran moderándose, lo que augura lento crecimiento
en lo que resta del año. Además, la confianza del consumidor siguió mejorando
en agosto, aunque la asociada a los próximos 12 meses corrigió
(marginalmente) su tendencia al alza. Por el lado de la vulnerabilidad fiscal, aunque
existen esfuerzos por reducirla, lo cierto es que la dependencia fiscal de los ingresos
petroleros persiste. Luego de reportar un déficit de 2.2% del PBI en 2009 (más de 5
veces el promedio de los últimos 10 años), el déficit del sector público alcanzaría
2.7% este año y 2.3% el próximo, con lo que la fuerte disociación entre ingresos y
gastos se mantendría y la consolidación fiscal tardaría. En medio de un gasto creciente,
por el lado de los ingresos fiscales, éstos cayeron en 2009 debido a las menores
rentas derivadas del petróleo (que explica poco más de 1/3 del total). Si bien existen
esfuerzos del gobierno por sustituir ingresos petroleros, aquellos empezarían a
notarse (ligeramente) en 2011. En efecto, la Propuesta de programa económico
2011, si bien no considera la creación de nuevos impuestos ni el incremento de
tasas en aquellos que se encuentran vigentes, sí contempla un menor gasto y la
sustitución de ingresos petroleros (en especial por tributarios) a través de la simplificación
tributaria. Así, se espera que, sobre todo en 2011, ingresos tributarios no petroleros
alcancen el 10.3% del PBI, nivel más alto en 30 años. Pese a ello, lo cierto
es que tal sustitución tardaría varios años, en la medida en que el déficit estimado
para 2011 es aún mayor al previo a la crisis, y bastante por encima del promedio de
los últimos 10 años, lo que demuestra que la consolidación fiscal tardaría.
A lo anterior, se suma la fuerte dependencia comercial con EE.UU., que concentra el
80% del total de sus exportaciones. Al respecto, pese a la paulatina recuperación de
las exportaciones (principalmente por los combustibles), éstas siguen direccionadas
casi exclusivamente a EE.UU.. Si bien tal dependencia se ha reducido tras la crisis, su
nivel sigue siendo bastante alto. América Latina, reciente segundo principal socio
comercial, ha aumentado su participación y lo seguiría haciendo, pero sigue de lejos:
4.7% los últimos 12 meses. Más aún, es de destacar que, en línea con lo anterior,
no sólo el ciclo económico de México está altamente correlacionado con el de
EE.UU., sino también es mucho más volátil. Considerando que las perspectivas para
la economía norteamericana son poco auspiciosas (ver artículo Internacional), la
vulnerabilidad de México queda en evidencia.
Con todo lo anterior, queda claro que, si bien la actividad viene recuperándose en
México, los avances respecto de sus vulnerabilidades son aún insuficientes y tardarían
en materializarse. Tal perspectiva (todavía débil) se traduce también en su propia
moneda, la que a diferencia de las monedas de otras economías de la región comparables,
cuenta con expectativas sólo marginales de apreciación.
Fuente:BCP

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