En un comunicado firmado por el decano del Consejo Ejecutivo, Shakour Shaalan, el FMI señala que "los candidatos deberán tener una distinguida trayectoria en la gestión de políticas económicas al más alto nivel". Una vez recibidas las nominaciones, que deben ser presentadas por un gobernador del Fondo o Director Ejecutivo, el Comité Ejecutivo, compuesto por los representantes de 24 países y grupo de países, hará pública una lista con tres candidatos.
Si el número de candidatos propuestos es superior a tres, el FMI mantendrá "en secreto" los nombres de los preseleccionados hasta que acote este número a tres, "de acuerdo al sistema de cuotas de voto del Fondo" y en un máximo de siete días. Posteriormente, el Consejo Ejecutivo de 24 miembros se entrevistará con estos tres candidatos en Washington, donde se encuentra la sede del FMI. A continuación, el máximo órgano del Fondo se reunirá "para discutir las fortalezas de los candidatos y hacer una selección".
La puja de Europa
El lunes será el inicio oficial de una carrera por suceder a Strauss-Khan que en realidad comenzó con la detención del entonces director el sábado a bordo de un avión. La favorita en la sucesión es la también francesa Christine Lagardere, que cuenta con el apoyo en bloque de la Unión Europea, que puja por situar a uno de los suyos en la jefatura del Fondo, ante el peligro de una interminable crisis fiscal en la que el FMI juega un papel capital. Pero la batalla se adivina intensa ante el interés de los países emergentes por conseguir ese sillón en Washington.
La dirección del Fondo ha sido ocupada por un europeo desde su creación, en un pacto no escrito con EE UU. Pero en los últimos días a los candidatos europeos -Lagardere, Jean-Claude Trichet, presidente del BCE, y el ex ministro alemán Peer Steinbrück- se han sumado una amalgama de nombres que quieren representar el brío del mundo emergente: el turco Kemal Darvis, el israelí Stanley Fisher, el ministro de Singapur Tharman Shanmugaratnam, el surafricano Trevor Manuel y varios latinoamericanos, entre los que destacan el mexicano Francisco Gil o el peruano Pedro Pablo Kuczynski.
El mundo ha cambiado mucho y los emergentes tienen ahora una oportunidad de oro para acabar con la tradición, ese "enfoque feudal", "postcolonialista", que restaría al Fondo "legitimidad y credibilidad", según la multitud de críticas que se han dejado oír en los últimos días. Pero algunas cosas se resisten a esos cambios: los emergentes siguen sin hablar con una sola voz y los candidatos al FMI aparecen a ráfagas, procedentes de casi una veintena de países cuando apenas han pasado cinco días desde la detención de Strauss-Kahn. Frente a esa cacofonía de voces, Europa habló alto y claro: defendió de forma unánime, desde las instituciones europeas y prácticamente desde cada uno de los Gobiernos, la candidatura europea. Con un nombre por encima de todos, el de Lagarde.
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